𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗮𝘂𝗺𝗮 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗲𝗻 𝘀𝗶𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼:𝗲𝗹 𝗶𝗺𝗽𝗮𝗰𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗵𝗲𝗿𝗶𝗱𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗲𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀
- mluisaaguileras
- 14 ene
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 mar
El trauma no solo deja marcas en nuestro cuerpo o mente, también moldea la forma en que nos conectamos con los demás. Crecer en un entorno emocionalmente hostil o negligente nos enseña, a veces sin darnos cuenta, a construir muros en lugar de puentes.
El trauma temprano puede convertirnos en expertos del silencio. Aprendemos a callar para no incomodar, para evitar el conflicto o porque, en el fondo, creemos que nuestras emociones no merecen ser escuchadas. Este silencio no es una falta de palabras, sino una estrategia de supervivencia. Pero con el tiempo, se convierte en una barrera que dificulta la intimidad y el entendimiento en nuestras relaciones.
Por otro lado, algunas personas, en lugar de quedarse en silencio, adoptan patrones de hiperadaptación. Buscan complacer a los demás a cualquier costo, temiendo el rechazo o la crítica. Este patrón, aunque funcional a corto plazo, lleva al agotamiento emocional y a relaciones desequilibradas, donde el "dar" nunca se compensa con el "recibir".
El impacto del trauma en las relaciones también se ve reflejado en la dificultad para confiar. Las heridas emocionales dejan una marca indeleble que nos hace percibir el mundo como un lugar potencialmente peligroso. Las personas que han sido traicionadas o abandonadas en el pasado pueden cargar con una sensación constante de alerta, temiendo que los demás también los lastimen.
Pero quizás el efecto más doloroso del trauma es cómo nos desconecta de nosotros mismos. Al interiorizar el dolor, la culpa o la vergüenza, nos alejamos de nuestras propias necesidades y emociones, perdiendo el acceso a una brújula emocional que es esencial para construir relaciones saludables.
Sanar este impacto comienza con el reconocimiento. Es un proceso que implica aprender a escucharnos, validar nuestras emociones y deshacernos de esas historias que nos enseñaron que éramos demasiado o que no éramos suficientes. También requiere reaprender a confiar, tanto en los demás como en nosotros mismos.
Las relaciones no tienen que ser un reflejo del dolor que vivimos. Con tiempo, paciencia y trabajo, es posible construir conexiones desde un lugar de autenticidad y seguridad. Porque al sanar nuestras heridas, no solo transformamos nuestra relación con el pasado, sino también con el presente y con las personas que nos rodean ❤️🩹

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