¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂é 𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗼 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿 𝘂𝗻 𝗵á𝗯𝗶𝘁𝗼? 𝗟𝗮𝘀 "𝘃í𝗮𝘀 𝗿á𝗽𝗶𝗱𝗮𝘀" 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗲𝗿𝗲𝗯𝗿𝗼 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮.
- mluisaaguileras
- 8 feb
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 mar
Cuando repetimos un comportamiento durante años, nuestro cerebro construye rutas neuronales fuertes, como autopistas: rápidas, automáticas y eficientes. Estas "vías rápidas" son las responsables de que, ante ciertos desencadenantes, reaccionemos sin pensar. Pero, ¿qué pasa cuando ese hábito o conducta no es saludable?
Cambiar estas rutas no es fácil porque el patrón antiguo no desaparece. Aunque se debilite al dejar de usarlo, sigue latente y puede reactivarse en momentos de estrés o vulnerabilidad. Por eso, no basta con simplemente "evitar" el viejo hábito: es fundamental reemplazar la conducta desadaptativa por una adaptativa, construyendo un nuevo patrón más saludable que sea más fuerte que el anterior.
¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲́ 𝗲𝘀 𝘁𝗮𝗻 𝗱𝗶𝗳𝗶́𝗰𝗶𝗹?
El cerebro prioriza las rutas más rápidas para ahorrar energía, incluso si estas no nos benefician. Además:
🔹El refuerzo del hábito desadaptativo:
Muchas conductas desadaptativas, como comer en exceso ante la ansiedad o evitar afrontar una situación incómoda, proporcionan una sensación de alivio inmediato. Esto refuerza las "vías rápidas" que activan esos comportamientos.
🔹El patrón antiguo no se borra:
Aunque dejamos de usar esa "autopista", sigue ahí como un camino latente, listo para reactivarse si el nuevo hábito no está bien consolidado.
🔹La resistencia emocional:
Cambiar un patrón implica enfrentarse a la incomodidad de hacer algo contrario a lo que el cerebro desea en ese momento. Esto puede generar angustia, especialmente cuando la recompensa inmediata no llega.
¿𝗘𝘀 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿?
Sí, pero no es un proceso sencillo ni rápido. La buena noticia es que la neuroplasticidad nos permite reorganizar nuestro cerebro y construir nuevas rutas neuronales que debiliten las antiguas. Esto requiere:
✅Repetición consciente:
Elegir deliberadamente el nuevo hábito en lugar del antiguo. Este proceso implica estar atento y tomar decisiones activas, incluso cuando el impulso nos empuja hacia el comportamiento habitual. Aunque puede generar incomodidad, con el tiempo estas decisiones se vuelven más automáticas.
✅Exposición gradual a desencadenantes:
Practicar respuestas adaptativas en situaciones donde el viejo patrón solía activarse. Esto permite que el cerebro asocie los mismos desencadenantes con el nuevo comportamiento, debilitando el antiguo.
✅Apoyo continuo:
Contar con ayuda profesional o social para mantenernos enfocados en el cambio. Esto es clave para manejar la angustia y la frustración que surgen en el proceso.
El proceso es largo y arduo, especialmente si el patrón desadaptativo lleva años en nuestro cerebro. Cambiarlo no ocurre en semanas ni meses, puede tomar años consolidar una nueva "vía rápida" que reemplace la antigua, pero cada paso hacia el cambio cuenta.

Comentarios